En Jot Down: http://www.jotdown.es/2014/12/cartografia-ciclista-del-pais-de-los-cinco-mares/
Italia es un país de montañas. La afirmación no es ociosa porque su imagen más extendida (gastronomía, historia, cultura clásica y demás) no suele hacer demasiado hincapié en la naturaleza escarpada del país de la bota. A lo largo de sus más de trescientos mil kilómetros cuadrados, solamente la llanura Padana es una entidad geográfica de cierta envergadura que pueda identificarse como terreno tendido. Lo demás, de norte a sur, es territorio accidentado, y muchas ocasiones, de considerable altitud, incluso en terreno insular. País propicio, por tanto, para el ciclismo. Es fácil esquematizar Italia. Primero, están los Alpes al norte —en sus múltiples tramos y denominaciones— lindando con Francia, Suiza, Austria y Eslovenia. Segundo, como resultado sobre todo de la cuenca del río Po, la mencionada llanura Padana se extiende por el noreste del país como un fértil lecho de sedimento y cultivo. Tercero, y más importante, está la cordillera de los Apeninos, que vertebra la península itálica, literalmente, de arriba a abajo; desde el golfo de Génova, casi tocando con los Alpes más mediterráneos, hasta el mismo mar Jónico y el estrecho de Messina. Por último, están las islas, también escarpadas, tanto la cercana Sicilia como la más alejada, Cerdeña. Como en el caso de Colombia y su histórica Vuelta ciclista, Italia tiene en la bicicleta una poderosa forma de acercamiento geográfico al país, a veces no del todo conocido ni para los propios lugareños. Desde los tiempos de las vibrantes crónicas de Dino Buzzati, corresponsal de La Gazzetta dello Sport en los años cuarenta y cincuenta, que tiñó de Homero las grandes cabalgadas de Gino Bartali, Fausto Coppi y otros compatriotas por las montañas de Europa, los italianos pueden explicar la anatomía de su país mediante el ciclismo y sus pa(i)sajes más eficazmente de lo que lo hacen los simples mapas. Los principales argumentos del relato ciclista italiano son, naturalmente, sus carreras. Destacan tres: la Milán-San Remo, la Tirreno-Adriático y el Giro de Italia. Cada una tiene una dimensión deportiva y geográfica distinta.
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